La semana pasada estaba tomando un café con un viejo compañero de clase, llamémosle «Juan». Yo le contaba sobre un proyecto que conozco donde el comercial estrella, con comisiones, casi triplica el salario de un administrativo senior de su propia empresa.
A Juan se le atragantó el cortado.
—«No, no, Toni. Es imposible. Un comercial no puede ganar el doble o el triple que un empleado de oficina. Hay un desequilibrio brutal. Ambos trabajan en la misma empresa.»
Le pregunté algo muy simple, mirándole a los ojos: «¿Quien crees que es más valioso? ¿El administrativo que está picando datos todo el día sentado en una silla, o el comercial que está fuera, trayendo pedidos, contactos y nuevas oportunidades de negocio?»
Él dudó, balbuceó algo sobre «la importancia de la estructura interna», y yo le hice una pequeña reflexión: «Si tú fueras el empresario, el que arriesga su patrimonio, el que paga las nóminas a final de mes… ¿A quién de los dos le pagarías más?«
Se hizo un silencio. La respuesta es tan obvia que casi duele.
El error de Juan es ver la empresa como una máquina con engranajes de igual valor. Esto es mentira, es la fantasía de la teoría.
Un negocio no funciona con datos; funciona con caja. Y la caja entra gracias a la venta.
Vamos a simplificarlo en la versión más brutal (y real) posible:
- El Administrativo (El Picador de Datos): Es necesario, crucial para el orden y la eficiencia. Gestiona el flujo de trabajo que ya existe. Pero su rol es un Centro de Coste. Si hoy contratas a dos, tu facturación no cambia.
- El Comercial (El Cazador de Pedidos): Es el Centro de Ingresos. Si hoy contratas a un cabrón que sabe vender, el crecimiento es potencial e ilimitado. Su sueldo no es un gasto, es una inversión de alto riesgo y alta recompensa.
La analogía es simple: La Venta es el Oxígeno de la Empresa.
El administrativo es como el aire acondicionado que mantiene la oficina cómoda. Necesario, pero no vital. El comercial es el pulmón que inhala el oxígeno. Sin pulmones, el aire acondicionado no sirve de nada porque la empresa muere asfixiada.
¿Quién vale más? Aquel que trae el recurso más escaso y esencial: el dinero. Por eso, el comercial debe poder ganar el doble y el triple. Si no gana eso, es que no está vendiendo lo suficiente o el empresario está gestionando mal sus incentivos.
La conclusión.
La conclusión es incómoda para muchos, pero es la verdad de todo negocio: Hay pocas habilidades en el mundo más valiosas, transferibles y de mayor potencial de ganancia que saber vender.
Saber vender te da inmunidad contra el paro, te permite subir el precio de tu hora, te abre puertas y, sí, te paga viajes en primera clase. El mercado siempre, siempre, paga premium por resultados, y el resultado primario en los negocios es la venta.
Si la gente que te rodea no entiende esto, es porque nunca han tenido que firmar un cheque de nómina. Entender el valor de la venta es el primer paso para ser un empresario o un profesional indispensable.
¿Cansado de que el «Juan» de turno te diga cuánto puedes ganar?
El problema no es el mercado, sino las habilidades que tienes. Si quieres dominar la habilidad que más paga, no necesitas un máster, necesitas una guía brutalmente efectiva que te enseñe a vender con la convicción del que trae la cena a casa.
👉 Para de picar datos y empieza a vender. Se acerca Black Friday y es el momento de invertir en la habilidad que te pagará el doble o el triple.
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