Estimado Blog
Hoy me tocaba compra. La parte de la verdura que no se pudo comprar ayer porque no quedaba nada, la he tenido que comprar hoy a primerísima hora para llegar a tiempo.
Al llegar al parking del Lidl, he visto pasar por el carril bici a un señor, con bici de paseo y alforjas, que seguramente, vendría de comprar alguna cosa e irremediablemente me he acordado de mis bicis. La polivalente que uso para el día a día, y la btt que uso para las escapadas del finde.
La que más me preocupa es la polivalente, que la llevé a revisión la semana antes del confinamiento, y está allí. Espero que en buenas condiciones. La BTT, la tengo abajo en la cochera y de cuando en cuando la engraso y compruebo la presión de las ruedas.
Desde el verano del 19, que me propuse prescindir al máximo del coche e ir a todos los sitios en bici, y es una de las mejores cosas que he hecho y como ya conté en otra entrada de este mismo blog, titulada, Be Green.
Trayectos con sensaciones
Recuerdo los trayectos de ida y vuelta al trabajo. Son 14 km de distancia entre la playa de Oliva y el polígono Alcodar de Gandía. Todos carril bici y via verde. Las sensaciones más intensas eran de madrugada y en invierno.
A las 7:30 de la mañana iniciaba el trayecto con noche cerrada aún, bien abrigado con un Norway, guantes, casco y una buena iluminación. De la playa a Oliva voy rodando por el carril bici, pasando por el polideportivo y callejeando por oliva hasta tomar la entrada de la vía verde Oliva – Gandía.
Aquí viene lo mejor. Esta vía verde no está iluminada en absoluto, y es una vía trazada entre los huertos de naranjos, bastante apartada de las dos carreteras cercanas; por lo que de noche, la oscuridad dentro de esta vía es absoluta y dependes exclusivamente de la iluminación propia que lleves en la bici. Aparte de eso, nunca llevo cascos mientras ruedo porque me gusta estar pendiente de todo lo que me rodea.
Y esa es la sensación notar el frío en la cara, ver el pequeño trozo de vía que ilumina la bici, escuchar tu propia respiración mezclado el sonido de la cadena, distinguir un punto blanco en el horizonte, que poco a poco, se convierte en un ciclista como tu, que se cruza con un saludo con la mano y un buenos días. Conforme me acerco a Gandía, se va aclarando el cielo, como si quisiera amanecer al mismo tiempo que voy llegando a mi destino. Poco a poco, me llegan las luces y el sonido del tráfico de Gandía en su entrada sur. Un par de túneles me permiten salvarlo por debajo y cuando llego al puente del Serpis, si lleva suficiente agua, me paro un momento a escuchar su rumor mientras miro hacia el este, para comprobar cuanta ventaja le llevo al sol. A partir de ahí, callejeando por la ciudad Ducal y observándola arrancar poco a poco su jornada diaria, voy llegando a la fábrica. La sensación es muy diferente a ir en coche, que llegas medio dormido. Aquí llegas con la sensación de estar vivo.
Los fines de semana la bici es diferente y la actividad también. Aquí puedes ver una ruta hecha en otoño. Poco a poco iré poniendo más rutas y más fotos de trayectos en bici.
¿Y tu?
¿Vas en bici a trabajar? ¿Y los findes? Te animo a dejar tus comentarios a continuación, pero si prefieres enviarme un mensaje privado puedes hacerlo en la página de contactar.