Hola fenómenos. Si, me dirijo a vosotros, los conductores de coches y motos que vais todos los días por el carril bici que va de Gandía a Oliva. No hay día que no me cruce con varios de vosotros por el carril.
Y yo que me gasté bastantes euros en comprar una bici para poder ir por el carril bici, y resulta, oh sorpresa, que se puede ir en coche o en moto., ¡Como hacéis vosotros!
Además, con la ventaja que eso tiene. Ni la policia local, ni la guardia civil están por esa zona ni se les espera. Es jauja.
Y todo lo que ahorráis, en tiempo y en gasolina. No hay rotondas, no hay tráfico, no hay stops ni semáforos. Se puede hacer todo del tirón y sin parar en todo el trayecto.
Sólo os podéis encontrar con molestos ciclistas y peatones, que a veces están por ahí, molestando. Pero os preocupéis, ya sabéis lo que tenéis que hacer; un toque de claxon prolongado o un acelerón intimidatorio y se apartan enseguida. ¿Qué es lo peor que os puede pasar? ¿Que atropelléis a algún niño o algún abuelete, sin reflejos para esquivaros?. No pasa nada, que sin policía y sin cámaras de seguridad, seguro que no os pillan cuando os escapéis a la fuga. Que lo haréis. Seguro.
Ese canal sin ley, llamado carril bici, está esperando a que circuléis mañana una vez más, porque las normas no van con vosotros. Sois los putos amos y lo sabéis. Estaréis pensando lo tontos que son los que se tragan semáforos y tráfico teniendo esta maravilla de carril sin ley. Seguro que hasta os da la risa.
Estoy pensando, que aún sería más divertido, si los ciclistas lleváramos como accesorio, junto al bombín, un treinta y ocho. Con bellotas de plomo capaces de tumbar a la madre que os parió de un solo tiro. Puestos a jugar con el pellejo de los demás, sentir un poco de peligro en el vuestro, lo haría más interesante. En cuatro días íbamos a estar como en el Mostar de los noventa, pero si nos reímos, mejor reírnos todos.
Cuánta razón. Últimamente voy asustada cuando voy por ese carril bici con mis hijas.
Y si les dices algo, aún se paran y se encargan, como me pasó el otro día con un motorista.